Pasos que debes seguir para alquilar un piso a una empresa

Aunque pueda parecer lo mismo, alquilar un piso a una empresa no es igual que alquilarlo a una empresa. Por ese motivo vamos a mostrarte las claves para que te sea más fácil triunfar y en consecuencia asegurarte de que todo funciona correctamente. 

Conoce el mercado y la demanda

Antes de poner en alquiler la vivienda es fundamental conocer el mercado. En ese caso es fundamental conocer los precios que se manejan en la zona para que sea más fácil encontrar un equilibrio a la hora de poner un precio. 

Recuerda, no por alquilar un piso a una empresa vas a poder poner el precio que quieras, siempre tendrá que estar dentro del mercado. Por ese motivo, tener claro el precio es fundamental.

Piensa en el tipo de contrato

Como el alquiler va dirigido a una empresa, entonces el mismo puede ser de varios tipos. El más común suele ser el contrato de arrendamiento de uso comercial, pero en ocasiones también puede ser de contrato de arrendamiento para empleados

El de uso comercial se puede dar cuando la vivienda se va a usar como espacio comercial u oficinas. En el caso del arrendamiento para empleados se produce cuando la empresa alquila la vivienda para el uso de su personal. 

Independientemente del tipo, las cláusulas siempre deberán ir ligadas a las necesidades de las partes afectadas. Como siempre decimos, la redacción de un contrato completo de alquiler hará que los problemas sean mínimos. Cuanto más completo sea el contrato, mejor.

Analiza la solvencia de la empresa

Cuando alquilamos a una empresa siempre tendemos a pensar que la misma va a ser solvente, pero no siempre es así. Algunas empresas también pueden provocar impagos, por lo que hay que tener cuidado en ese aspecto. Incluso si la empresa es importante o fuerte hay que tener cuidado.

Para evitar los temidos impagos, lo más común suele ser contratar un alquiler garantizado. La mejor opción para hacerlo es a través de SEAG Sociedad Española de Alquiler Garantizado. La empresa cuenta con un producto de calidad el cual hace que la cuota mensual siempre esté asegurada. Si la empresa no paga, entonces SEAG entra en juego. Lo importante es que como propietario siempre cobrarás la cuota, sin olvidar otras muchas ventajas. 

Redacción del contrato de alquiler

El acuerdo formal es un aspecto crucial y debe ser redactado de manera precisa para evitar malentendidos o disputas en el futuro. Es fundamental que se especifiquen con exactitud diversos puntos esenciales. 

En primer lugar, es necesario identificar correctamente a las partes involucradas en el acuerdo, asegurando que quienes lo firmen tengan la autoridad correspondiente. Es vital también definir con claridad la duración del contrato, especificando si se trata de un plazo determinado o renovable, según se ajuste a las necesidades de ambas partes. El propósito del inmueble debe quedar perfectamente establecido, dejando claro si el uso será para actividades comerciales, vivienda u otros fines. 

En cuanto a la renta, es importante fijar tanto el monto a pagar como la frecuencia y los medios a través de los cuales se efectuará el pago. Se recomienda incluir algún tipo de garantía, como un depósito de seguridad, que proporcione una mayor seguridad a ambas partes en caso de incumplimiento. El contrato también debe especificar las responsabilidades respecto al mantenimiento y las reparaciones, indicando qué tareas corresponden al arrendador y cuáles al arrendatario. 

Por último, es esencial establecer las condiciones en las que cualquiera de las partes pueda rescindir el contrato antes de tiempo, evitando complicaciones legales en caso de que surjan situaciones imprevistas.

Una buena redacción del contrato de alquiler beneficiará a todas las partes afectadas.

Firma el contrato y haz un inventario

Tras redactar y verificar el contrato por ambas partes, llega el momento de proceder con la firma. Es recomendable que tanto el arrendador como el representante de la empresa lo hagan frente a un notario, si es viable, para asegurar una mayor seguridad jurídica. 

Posteriormente, se debe elaborar un inventario minucioso del inmueble, describiendo el estado de las instalaciones, muebles (si los hay) y otros aspectos relevantes. Este inventario será fundamental para prevenir posibles disputas al finalizar el contrato, ya que servirá como referencia para cualquier desacuerdo relacionado con el estado de la propiedad.

La comunicación es fundamental

Tras la firma del contrato y la entrega del inmueble, es esencial mantener un contacto regular con la empresa arrendataria para verificar que todo esté en orden. Si el espacio se destina a alojar empleados o a oficinas, pueden surgir modificaciones en los requerimientos o en el uso de las instalaciones. Por este motivo, es recomendable fomentar una comunicación fluida que permita abordar cualquier inconveniente de manera eficaz y oportuna. Esto garantizará una buena gestión del arrendamiento y la solución ágil de cualquier situación inesperada que pueda presentarse durante el uso del inmueble.

Renovación o finalización del contrato

Al finalizar el contrato, será necesario que hables con la empresa para definir si desean prorrogar el acuerdo o si prefieren buscar otra alternativa. A veces, la empresa puede optar por mudarse a otro lugar o incluso decidir no continuar con el alquiler. Si se deciden por la renovación, es conveniente revisar las cláusulas del contrato para confirmar que las condiciones actuales siguen siendo aplicables, o si es necesario ajustar aspectos como el valor del alquiler o las responsabilidades de mantenimiento.

Si la decisión es no renovar, es fundamental que la empresa cumpla con todas las estipulaciones previas a la entrega del inmueble, como abonar la última mensualidad, garantizar que la propiedad se encuentre en las mismas condiciones que al inicio del contrato y devolver el depósito de seguridad en caso de haberlo entregado. Esta fase debe gestionarse cuidadosamente para evitar inconvenientes y asegurarse de que ambas partes respeten sus compromisos hasta el último momento.